ETAPA DE PRUEBA DEL SISTEMA DE ABORDAJE DE LA VIOLENCIA (SIAV)

 

El Poder Judicial de Entre Ríos anunció el inicio de la etapa de prueba del Sistema de Abordaje de la Violencia (SIAV). La noticia genera optimismo por su promesa de celeridad y protección. No obstante, en un campo tan sensible como la violencia de género, debemos ser prudentemente optimistas y examinar las aristas críticas de este enfoque.

La mayor cautela se centra en el propio algoritmo de predicción de riesgo. Si los datos históricos utilizados para entrenar el algoritmo reflejan patrones de desigualdad o errores pasados en la intervención judicial, el sistema podría involuntariamente perpetuar esos sesgos. La objetividad de un algoritmo es una falacia si su base de datos es defectuosa.

Es imperativo que el sistema mantenga la transparencia y auditabilidad. La recomendación de medidas de protección, aunque automatizada, nunca debe sustituir el juicio humano del operador judicial y debe estar sujeta a revisión con fundamento en las garantías del debido proceso.

La tecnología es una herramienta, no una solución per se. En el abordaje de la violencia, el componente humano sigue siendo el factor crítico de éxito.

El SIAV depende intrínsecamente de la calidad de la información ingresada porque un dato mal cargado  genera una mala predicción de riesgo.

El sistema debe garantizar que la inmediatez tecnológica no reemplace la calidez y contención emocional que solo el contacto humano y profesional puede ofrecer.

Un sistema de predicción exitoso genera una mayor demanda de recursos esenciales (refugios, apoyo psicológico, programas de seguimiento a agresores). 

En resumen, el SIAV es un avance fundamental en la ingeniería procesal, pero su éxito dependerá de una gobernanza de datos estricta, una inversión sostenida en el recurso humano y una vigilancia constante para que la tecnología no se convierta en una barrera entre el Estado y la persona que clama por auxilio. Solo así podremos convertir el optimismo en resultados tangibles.